El día de hoy encontramos una lagartija (tan pequeñita que daba ternura agarrarla) en nuestro departamento. Fue toda una experiencia atraparla, pero lo que más me sorprendió fue ser consciente de las diferencias entre Santiago y Eugenia. Santiago quería que nos la quedáramos, Eugenia lo que más quería era quitarle el molde de vidrio que ocupamos para observarla un rato, al ver que no la dejaba, se fue y siguió haciendo su vida. Santiago, estuvo pegado al molde, pidiéndome que investigáramos qué comen para quedársela.
Al final de nuestra pequeña aventura, decidimos dejarla salir al jardín.. verla caminar libre y feliz entre el pasto generó una sonrisa tanto en Eugenia como en Santi.
Agradezco tener la oportunidad de ver sus reacciones y por la capacidad de admiración en los pequeñísimos detalles que en mis hijos es natural... pero en mí... es permanente!! (sigo y seguiré siendo una niña asombrándose por todo)
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